Este día, al igual que todos los meses pasados, ha sido inolvidable.
Miro al pasado con tristeza, por que ya se ha terminado esta temporada en mi vida, pero también miro con muchísima alegría, porque durante mi estancia en Torrevirreina he aprendido muchas cosas, tanto de la vida como de mi misma.
He aprendido a confiar en mi misma, he adquirido seguridad, he aprendido a saber disfrutar de la vida y de cada momento (y micro-momento).
Durante todo este tiempo he mejorado como persona, y aunque sé que aún me falta mucho camino por recorrer para completar mis objetivos personales, en estos 18 meses, he avanzado a pasos agigantados.
Siempre recordaré con mucho cariño nuestra excursión al Moncayo, y todos los problemas que tuvimos, tanto para ir como para quedarnos allí.
También recordaré con una gran sonrisa todos y cada uno de los momentos vividos en Torrevirreina, ya sea en granja-escuelas, en colonias, o en cualquier día de diario.
La pinza, el buzón del amor, el asesinator,... y todos esos juegos que nos han hecho pasarlo tan bien juntos.
¡Pero no solo quiero hablar de la escuela- taller de monitores!
Cuándo nosotros íbamos a recoger lechugas, o ellos a realizar actividades dinamizadas por nosotros (nos hemos usado un poco de conejillos de indias mutuamente)
Y para terminar este post...
Quiero agradecer a...
Amaya, Leticia y Begoña, por ser nuestras instructoras durante este periodo de formación tan importante para nosotros. Por acompañarme en momentos difíciles. Por ser las mejores profesoras que he tenido en toda mi vida (que bueno, no es tan larga). Por enseñarme a como empezar a quererme, que es un sentimiento maravilloso que casi había olvidado. En definitiva, por ser tan buenas profesoras y tener un corazón tan grande.
Andrés, David, Diego A, Diego B, Inés, Mario, Sonia, Santi y Stefan, por ser el mejor equipo de monitores que nadie podría imaginar. Por ser tan atentos, tan motivadores y, resumiendo, tan geniales.
Porque en tanto tiempo nos hemos unido tanto, y hemos pasado tantos momentos diferentes juntos, que va a ser imposible olvidarme de tod@s vosotr@s (tampoco quiero hacerlo).
Por formar parte de mi vida, porque vosotros solitos os habéis hecho un hueco en mi corazón.
Por todas las risas, todas las lágrimas, todos los abrazos, todos los juegos...
Toda la escuela taller de agricultores (y Federico, pero no Ozanam), por hacernos aprender a salir de nuestra zona de confort. Por enseñarnos el valor de la naturaleza y del medo ambiente. Por aprender juntos a adquirir nuevos grandes valores personales. Porque, sin duda, hemos aprendido un montón los unos de los otros, y es de agradecer.
Marisol, por ser una directora ejemplar, por llevar todo tan bien organizado. Por ser tan buena persona y pensar tanto en los demás. Esas charlas que tanto me han servido para darme cuenta de que tenía que cambiar algo en mi interior que no me dejaba continuar, y creo que puedo decir que lo he logrado. Por formar parte de este periodo de tiempo, como antes he dicho, tan importante para mí.
Torrevirreina, y todas las personas que he conocido allí, que no son pocas.
Pero sobretodo...
a OZANAM, por darme la oportunidad de mi vida.